miércoles, 27 de octubre de 2010

Ser Presencia

Ser presencia, Señor,es hablar de Tí sin nombrarte;
callar cuando es preciso que el gesto reemplace la palabra.


Ser luz que ilumina el lenguaje del silencio y voz, que surgiendo de la vida, no habla.

Es decirle a los demás que estamos cerca,aunque sea grande la distancia que separa.
Es intuir la esperanza de los otros y simplemente, llenarla.
Es sufrir con el que sufre y desde dentro, mostrarle que Dios cura nuestras llagas.
Es reír con el que ríe y alegrarse del gozo del hermano porque ama.´



Es gritar con la fuerza del Espíritu la verdad que desde Dios siempre nos salva.

Es vivir expuestos y sin armas, confiando ciegamente en tu Palabra.
Es llevar el "desierto" a los hermanos,compartir tu Misterio y decirles que los amas.
Es saber escuchar tu lenguaje en silencio.
Y "ver" por ellos cuando la fe pareciera que se apaga.
"Ser presencia", Señor, 
es saber esperar tu tiempo sin apresuramientos y con calma.
Es dar serenidad con una paz muy honda.
Es vivir la tensión del desconcierto en una Iglesia que, porque crece, cambia.
Es abrirse a los "signos de los tiempos" manteniéndose fiel a tu Palabra.
Es, en fin, Señor, ser caminante en el camino poblado de hermanos,gritando en silencio que estas vivo y que nos tienes tomados de la mano.




“Vivir es tener capacidad de leer y entender, de conocer la verdad y buscarla, de prepararse para un trabajo digno y una participación activa en la vida de la comunidad... Vivir es ser feliz y contagiar a los demás la alegría de haber descubierto la Vida, de haber encontrado a Cristo...”


Cardenal Eduardo Francisco Pironio



El cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para la diócesis de Roma, abrió el pasado 23 de junio la fase diocesana del proceso de beatificación del cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio, fallecido hace ocho años.
El purpurado trazó con tres rasgos característicos la fe contagiante de quien se convirtió, junto con Juan Pablo II, en el creador de las Jornadas Mundiales de la Juventud: Dios Padre, la Virgen y la Cruz. Estos tres amores le dieron la valentía a Pironio para no retroceder ni siquiera cuando recibió amenazas de muerte en su país.
La apertura de la fase diocesana se realiza en Roma por ser ésta la diócesis en la que vivió sus últimos años y en la que falleció el 5 de febrero de 1998.
El cardenal Pironio, nacido el 3 de diciembre de 1920, tuvo un destacado papel en la historia de la Iglesia del último cuarto del siglo XX. Juan Pablo II le nombró presidente del Consejo Pontificio para los Laicos el 8 de abril de 1984 y desde ese dicasterio vaticano se convirtió en la mano derecha del pontífice en su labor pastoral entre los jóvenes del mundo.



"El cardenal Pironio fue para muchos creyentes presencia del Señor, transparencia del Evangelio, acción luminosa del Espíritu.Hizo el bien y la bondad, dio fecundidad a su vida.
Su presencia estuvo siempre acompañada por una gran cordialidad y sencillez.
Suscitaba simpatía y comunión espontánea; transmitía paz y alegría; con la palabra infundía fuerza y esperanza, sobre todo a los jóvenes, de los que era un auténtico amigo.
Dirigir a él la mirada y el recuerdo significa aceptar el desafío de ser presencia del Señor en la sociedad y en la Iglesia.
Se trata de hacerlo con mirada serena y con una escucha atenta, comunicativa y humilde. Como lo hizo él, que supo estar en el centro sin ser el centro."





Fuente : http://pastoraldejuventud.org.ar/instituto/Pironio.htm








1 comentario:

  1. En cuanto a la primera parte, realmente hacemos a Cristo presente cuando vivimos de esa forma. Es la mejor predicación que podemos hacer de EL. En cuanto al proceso de beatificación del cardenal, siempre es un goz saber que los pastores de Cristo han guiado con amor a su rebaño, que han podido ser ejemplos para él. Me alegro por la Iglesia argentina, por la Iglesia entera.
    Saludos

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