Jesucristo, Señor de la Historia,
que estuviste, estás y estarás;
sos Presencia, Esperanza y Memoria,
sos el Dios de la Vida, hecho Pan.
Sos el mismo Jesús que estuviste
junto al lago de Genesaret,
y ante el hambre del Pueblo exigiste:
“¡Denles ustedes, por Dios, de comer!”
¡Quédate con nosotros, Jesús,
que da miedo tanta oscuridad,
no es posible morirse de hambre
en la Patria bendita del pan!
¡Quédate con nosotros, Señor,
que hace falta un nuevo Emaús;
la propuesta será compartir
como vos y en tu nombre, Jesús!
Primitivo ritual de pastores,
que fue luego banquete pascual;
homenaje de nuestros mayores
al Dios vivo de su libertad.
Cena santa, signo y profecía,
memorial de Jesús servidor;
nueva alianza de la Eucaristía,
que es misterio de Fe y Comunión.
Sacrificio de la propia vida,
que se ofrece y se da a los demás;
Cuerpo y Sangre, Comida y Bebida,
que hace y nutre la comunidad.
Sos la Fiesta de cada semana,
que resume y celebra el amor
el amor que perdona y hermana,
y es sincera reconciliación.
Jesucristo, Señor de la Historia,
que pusiste en el Vino y el Pan, tu presencia real,
tu Victoria, sobre el tiempo, la muerte y el mal.
Que tu Madre, “La Virgen Morena”,
siga estando junto a “nuestra Cruz”,
y nos muestre que vale la pena,
entregarse por el Bien Común.
Somos hijos del “Dios Padre y Madre”
que es ternura y ayuda eficaz;
desde la Compasión y el Coraje,
reinventemos nuestra caridad.
Somos rostro de un Dios Trinitario,
que aparece cuando hay comunión,
cuando somos todos solidarios,
cuando el pobre es sujeto y señor.
HIMNO DEL CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL
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